William Pierce - Los Diarios de Turner (lectura)

Publicado por Armandvs, Junio 20, 2018, 08:05:55 PM

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 desde el Decomiso de Armas de hace dos años.
¡Qué golpe tan duro fue para nosotros! ¡Y cómo nos avergonzó!
Muchos valientes que se llamaban a sí mismos "patriotas" decían: "El gobierno nunca se llevará mis armas" y cuando llegó el momento sólo hubo sumisión.
Por otro lado, quizá debamos alegrarnos por el hecho de que todavía tantos de nosotros tengamos las armas, casi 18 meses después de que la Ley Cohen prohibiera la posesión privada de todo tipo armas de fuego en los Estados Unidos.
Gracias a que tantos de nosotros desafiamos la ley y escondimos nuestras armas en lugar de entregarlas al gobierno, este no pudo actuar más severamente contra nosotros después del Decomiso de Armas
(William Pierce . Los Diarios de Turner)

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Nunca olvidaré ese día terrible: El 9 de noviembre de 1989.
Golpearon mi puerta a las cinco de la mañana. Estaba completamente confiado cuando me levanté para ver quién era. Abrí la puerta y cuatro negros entraron por la fuerza en mi casa antes de que yo pudiera detenerlos. Uno llevaba un bate de béisbol, y otros dos, largos cuchillos de cocina en sus cinturones. El que llevaba el bate me empujó hacia una esquina y estuvo vigilándome con su bate levantado sobre mí en una posición amenazante mientras los otros tres empezaron a saquear mi hogar.
Al principio pensé que se trataba de ladrones. Este tipo de robos se habían vuelto demasiado comunes desde la Ley Cohen, con grupos de negros que irrumpen en las casas de los blancos para robar y violar, sabiendo que aun cuando sus víctimas tuvieran armas probablemente no se atreverían a usarlas. Entonces el que estaba vigilándome me mostró una especie de tarjeta y me informó de que él y sus cómplices eran "agentes especiales" del Consejo de Relaciones Humanas del norte de Virginia.
Estaban buscando armas de fuego, dijo. Yo no podía creerlo. No podía estar pasando.
Entonces vi que llevaban tiras de tela verde atadas alrededor de sus brazos izquierdos. Cuando tiraron el contenido de los cajones al suelo y tiraron todo lo del armario, estaban ignorando cosas que los ladrones no habrían pasado por alto: mi nueva máquina de afeitar eléctrica, un valioso reloj de oro, una botella de leche llena de monedas de diez centavos...
¡Ellos estaban buscando armas de fuego!
Después de que la Ley Cohen entrara en vigor, todos los de la Organización escondimos nuestras armas y munición donde no era probable que las encontraran. Los de mi unidad habían engrasado las armas cuidadosamente, las habían sellado en un bidón de aceite, y habían gastado  todo un tedioso fin de semana enterrando el bidón en un hoyo de ocho pies de profundidad y a 200 millas de distancia, allá en los profundos bosques de Pennsylvania occidental. Pero yo había dejado un arma fuera del escondite.
Había escondido mi revólver magnum del calibre .357 y 50 rondas de munición dentro del marco de la puerta entre la cocina y el salón.
Arrancando dos clavos sueltos y quitando el marco de la puerta podría conseguir mi revólver en aproximadamente dos minutos en caso que fuera necesario. Me había cronometrado. Pero una búsqueda policial nunca lo descubriría. Y estos negros inexpertos no podrían encontrarlo en un millón de años.
(William Pierce . Los Diarios de Turner)