HONOR Y MORAL MILITAR.

Publicado por GFR, Febrero 08, 2013, 08:08:09 PM

Tema anterior - Siguiente tema

GFR

El 20 de diciembre de 1943, despegaba del campo de aviación RAF Kimbolton (Inglaterra) el bombardero B-17, llamado Ye Olde Pub, de la United States Air Force (USAF) con la misión de bombardear una fábrica de aviones en Bremen (Alemania). La tripulación de la aeronave estaba compuesta por Bertrand O.Coulombe, Alex Yelesanko, Richard A. Pechout, Lloyd H. Jennings, Hugh S. Eckenrode, Samuel W. Blackford, Spencer G. Lucas, Albert Sadok, Robert M. Andrews y al frente de todos ellos el joven teniente Charles L. Brown. 

Consiguieron realizar la misión pero a un alto precio... el artillero de cola había muerto y 6 tripulantes más estaban heridos, el morro estaba dañado, dos motores fueron alcanzados y de los dos restantes sólo uno tenía suficiente potencia, el fuselaje estaba seriamente dañado por los impactos de las batería antiaéreas y los cazas alemanes, incluso el piloto Charlie Brown llegó a perder la consciencia momentáneamente. Cuando Charlie despertó consiguió estabilizar el avión y ordenó que se atendiese a los heridos.

Cuando pensaba que bastante tendrían con mantener la aeronave en el aire, llegó lo peor... un caza alemán en la cola. Todos pensaron que ya había llegado su momento, pero el caza en lugar de disparar se puso en paralelo del bombardero. Charlie giró la cabeza y vio cómo el piloto alemán le hacia gestos con las manos. Así se mantuvo durante unos instantes, hasta que el teniente ordenó a uno de sus hombres subir a la torreta de la ametralladora... pero antes de poder cumplir la orden, el alemán miró a los ojos a Charlie le hizo un gesto con la mano y se marchó. A duras penas, y tras recorrer 250 millas, Ye Olde Pub consiguió aterrizar en Norfolk (Inglaterra). Charlie contó a sus superiores lo ocurrido pero éstos decidieron ocultar aquel acto de humanidad. Pero el teniente no lo olvidó... ¿Por qué no los había derribado?

En 1987, 44 años después de aquel suceso, Charie comenzó a buscar al hombre que les había perdonado la vida a pesar de no saber nada de él y, mucho menos, si todavía estaba vivo. Puso un anuncio en una publicación de pilotos de combate:

Estoy buscando el hombre que me salvó la vida el 20 de diciembre de 1943.

Desde Vancouver (Canadá), alguien se puso en contacto con él... era Franz Stigler. Después de cruzar varias cartas y llamadas de teléfono, en 1990 lograron reunirse.

Fue como encontrarse con un hermano que no veías desde hace 40 años

Tras varios abrazos y alguna que otra lágrima, Chrarlie le preguntó a Franz: ¿Por qué no nos derribaste?

Franz le explicó que cuando se puso en su cola y los tenía en el punto de mira para disparar, sólo vio una avión que a duras penas se mantenía en el aire, sin defensas y con la tripulación malherida... no había ningún honor en derribar aquella aeronave, era como abatir a un paracaidista. Franz había servido en África a las órdenes del teniente Gustav Roedel, un caballero del aire, que les inculcó la idea de que para sobrevivir moralmente a una guerra se debía combatir con honor y humanidad; de no ser así, no serían capaces de vivir consigo mismos el resto de sus días. Aquel código no escrito les salvó la vida. Trató de guiarlos para sacarlos de allí, pero tuvo que desistir cuando se acercaban a una torre de control alemana; si hubiesen descubierto a Franz habría supuesto la pena de muerte.

Durante varios años compartieron sus vidas y en 2008, con seis meses de diferencia, fallecieron de sendos ataques al corazón. Franz Stigler tenía 92 años y Charlie Brown 87.

Algunas fotos acá

http://www.aragonliberal.es/noticias/noticia.asp?notid=41311

haiha









Gracias GFR por compartirlo, muy emotivo relato. Me quedo picando esta frase  "para sobrevivir moralmente a una guerra se debía combatir con honor y humanidad; de no ser así, no serían capaces de vivir consigo mismos el resto de sus días."
Me permito transcribir la otra historia, que nos toca mas de cerca. Casualmente estoy leyendo el libro "El primero y el ultimo" de Adolf Galland", un grande con mayusculas.



A principio de los años 50, el por aquel entonces Alférez de la aviación argentina Bravo Deheza, se trasladó a Inglaterra para recibir instrucción en materias de combate aéreo. A la finalización de una de las jornadas hallándose en el bar de la base tomándose unas pintas con su instructor británico el cual había participado de lleno en la II G.M., le pidió que le comentara algún episodio vivido por él en dicho conflicto bélico, éste llenó su pipa, miró hacia el cielo a través de unos grandes ventanales, y entre rondas de cervezas le comentó:

En cierta ocasión volaba con un alumno sobre las aguas del Canal de la Mancha en un avión biplaza en el cual el alumno y el instructor van sentados uno junto al otro, recordaba que era una tarde primaveral, sin apenas nubes sobre el Canal, se encontraba preocupado porque el alumno no era capaz de interpretar correctamente las instrucciones de vuelo que él le ordenaba, se volvió hacia el joven aspirante a piloto y volvió a repetirle las instrucciones. De pronto observa que el alumno deja de mirarle, lanza su vista al frente, se vuelve pálido y el rictus de su cara parecía el de un cadáver, aquella situación le asustó, miró a su alrededor y se percató de que nada menos seis aviones alemanes Messerschmitt Bf 109 le habían formado un cono a modo de escolta mostrándoles las ennegrecidas bocas de sus ametralladoras, podría decir que hasta dejé de respirar.

El comander/guia de la formación germana casi toco con la punta de su ala derecha la izquierda mía. La expresión de mi cara y la del alumno debía ser todo un poema, el jefe alemán le recuerdo perfectamente, con su habano en la boca me dirigió unas señas con las que me indicó que nosotros no éramos su objetivo, que no le interesaba consumir artillería para derribarnos, rompieron la formación y se alejaron sin mas.

Años mas tarde, cuando Bravo Deheza ostentaba el empleo de Brigadier General fue invitado el legendario piloto alemán Adolf Galland, as de la II G.M. a dar unas charlas en la VII Brigada Aérea de Morón (Argentina), al finalizar una de las jornadas Bravo Deheza preguntó a su invitado si en alguna ocasión había perdonado la vida en el aire a un enemigo, Galland le habló de dos casos, y primero relatado coincidió exactamente con el que años atrás le había hecho su instructor inglés, recordaba y coincidía hasta en el modelo de avión, un Avro Anson, por supuesto le comentó que conocía personalmente al "perdonado".

Una sonrisa brillo en la cara de Galland que le refirió ¿Qué tal tipo era?, ¿mereció la pena no derribarle?, por supuesto de ese intercambio de impresiones resultó el compromiso por parte de Bravo Deheza de concertar una reunión entre ambos.



Para finalizar, me despido con la frase del gran piloto de caza de la Luftwaffe, Johannes Steinhoff , "La caballerosidad implica muchísimo más que, simplemente, mostrarse atento y cortés con una dama". Esto por supuesto referido a los dos relatos anteriores.



Por Greciano

GFR

Cita de: haiha en Febrero 09, 2013, 07:02:35 AM

Gracias GFR por compartirlo, muy emotivo relato. Me quedo picando esta frase  "para sobrevivir moralmente a una guerra se debía combatir con honor y humanidad; de no ser así, no serían capaces de vivir consigo mismos el resto de sus días."
Me permito transcribir la otra historia, que nos toca mas de cerca. Casualmente estoy leyendo el libro "El primero y el ultimo" de Adolf Galland", un grande con mayusculas.

A principio de los años 50, el por aquel entonces Alférez de la aviación argentina Bravo Deheza, se trasladó a Inglaterra para recibir instrucción en materias de combate aéreo. A la finalización de una de las jornadas hallándose en el bar de la base tomándose unas pintas con su instructor británico el cual había participado de lleno en la II G.M., le pidió que le comentara algún episodio vivido por él en dicho conflicto bélico, éste llenó su pipa, miró hacia el cielo a través de unos grandes ventanales, y entre rondas de cervezas le comentó:

En cierta ocasión volaba con un alumno sobre las aguas del Canal de la Mancha en un avión biplaza en el cual el alumno y el instructor van sentados uno junto al otro, recordaba que era una tarde primaveral, sin apenas nubes sobre el Canal, se encontraba preocupado porque el alumno no era capaz de interpretar correctamente las instrucciones de vuelo que él le ordenaba, se volvió hacia el joven aspirante a piloto y volvió a repetirle las instrucciones. De pronto observa que el alumno deja de mirarle, lanza su vista al frente, se vuelve pálido y el rictus de su cara parecía el de un cadáver, aquella situación le asustó, miró a su alrededor y se percató de que nada menos seis aviones alemanes Messerschmitt Bf 109 le habían formado un cono a modo de escolta mostrándoles las ennegrecidas bocas de sus ametralladoras, podría decir que hasta dejé de respirar.

El comander/guia de la formación germana casi toco con la punta de su ala derecha la izquierda mía. La expresión de mi cara y la del alumno debía ser todo un poema, el jefe alemán le recuerdo perfectamente, con su habano en la boca me dirigió unas señas con las que me indicó que nosotros no éramos su objetivo, que no le interesaba consumir artillería para derribarnos, rompieron la formación y se alejaron sin mas.

Años mas tarde, cuando Bravo Deheza ostentaba el empleo de Brigadier General fue invitado el legendario piloto alemán Adolf Galland, as de la II G.M. a dar unas charlas en la VII Brigada Aérea de Morón (Argentina), al finalizar una de las jornadas Bravo Deheza preguntó a su invitado si en alguna ocasión había perdonado la vida en el aire a un enemigo, Galland le habló de dos casos, y primero relatado coincidió exactamente con el que años atrás le había hecho su instructor inglés, recordaba y coincidía hasta en el modelo de avión, un Avro Anson, por supuesto le comentó que conocía personalmente al "perdonado".

Una sonrisa brillo en la cara de Galland que le refirió ¿Qué tal tipo era?, ¿mereció la pena no derribarle?, por supuesto de ese intercambio de impresiones resultó el compromiso por parte de Bravo Deheza de concertar una reunión entre ambos.

Para finalizar, me despido con la frase del gran piloto de caza de la Luftwaffe, Johannes Steinhoff , "La caballerosidad implica muchísimo más que, simplemente, mostrarse atento y cortés con una dama". Esto por supuesto referido a los dos relatos anteriores.

Por Greciano

:sm137: :sm328:

FENIX

#3
Mi nombre es Richard (Rick) Jolly. En 1982 y durante la guerra de las Falklands/Malvinas, fui oficial superior médico de la Brigada de Comando de Royal Marines. Por lo tanto actué como médico privado del Brigadier Julian Thompson y médico asesor de su Estado Mayor. También estuve a cargo del Escuadrón Médico del Regimiento de Comando Logístico de la Infantería de Marina.

Por esa razón fui Jefe del Hospital de Campaña en Ajax Bay. Durante toda la campaña fui responsable del tratamiento de más de seiscientos británicos y cerca de doscientos argentinos heridos.

Después de la campaña fui condecorado con el rango de OBE (Oficial de la Orden del Imperio Británico), por su Majestad la Reina y más tarde, en 1999, recibí la distinción de la Orden de Mayo del Gobierno Argentino. Esta distinción me fue dada personalmente por el entonces Ministro de Relaciones Exteriores Guido di Tella, en Buenos Aires en Abril de 1999. Su Majestad la Reina me otorgó permiso personal para usar esta distinción del extranjero en todas las ocasiones.

Yo me siento muy orgulloso de ser uno de los pocos que ha sido condecorado por ambos países, a consecuencia del mismo conflicto.

Hace poco me he enterado que uno de mis pacientes argentinos heridos -un oficial- ha sido arrestado y está a punto de ser juzgado, con acusaciones de cargos relacionados con hechos anteriores al conflicto de 1982.

No conozco cuáles son las acusaciones que se le hacen.

El oficial en cuestión era Teniente cuando lo traté en la tarde del 30 de Mayo de 1982. Horacio Losito era miembro de la Compañía de Comandos 602 y había sido herido en un muy serio enfrentamiento en Top Malo House. Como todos sus hombres, el era un soldado de las fuerzas especiales altamente calificado. Las autoridades del Royal Marines del Cuadro para la Guerra en la Montaña y el Ártico dieron muy buenos informes sobre las actuaciones de los argentinos durante la lucha antes de su rendición. Fue entonces que los equipos médicos británicos en Ajax Bay tuvieron el deber y el privilegio de tratar a todos los heridos de este encuentro: tres británicos y seis argentinos.

Aun conservo en mi poder toda la documentación quirúrgica y veo que el Teniente Losito había sufrido heridas serias en su cabeza y pierna derecha. Las mismas fueron tratadas en forma correcta y a la mañana siguiente, cuando todos ellos se habían recuperado de los efectos de la anestesia, hablé con todo el grupo.

Quería explicarles porque ellos estaban custodiados por uno de mis Royal Marines armados. Primero les pregunté si algunos de ellos hablaba inglés. Sus expresiones me indicaron que trataban de engañarme, por lo que hablé directamente al Tte Losito y al Tte Brun. Les dije que comprendía perfectamente su situación. Como hombres de honor ellos probablemente creían que era su deber el tratar de escapar y como miembro de las fuerzas especiales, ellos tenían la suficiente energía y capacidad para hacerlo, a pesar de que habían sido heridos.

No obstante, les dije que yo sabía de que todos ellos habían sido entrenados por expertos americanos en Fort Bragg en USA y quería que supieran que, aunque nosotros les habíamos curado todos los agujeros que nuestros colegas de los Royal Marines les habían hecho en sus cuerpos en Top Malo, nosotros no vacilaríamos en repetir ese proceso si ellos trataban de escapar o comportarse en forma indebida.

El Tte Losito respondió en inglés que comprendía perfectamente.

Pude llegar a observar, en una situación mucho más tranquila, la excelente conducta de todos esos hombres y especialmente del que parecía ser su comandante. Todos ellos eran estoicos y nunca se quejaron de su suerte, de alguna manera alegres en su comportamiento y cooperadores con sus acciones, cuando los preparábamos para transportarlos en helicópteros al Buque Hospital Uganda y después al Buque Argentino Bahía Paraíso.

Durante la corta estadía con nosotros, ocurrió un incidente con una carga de munición que había sido unida a una trampa explosiva (colocada por soldados argentinos ) en Goose Green/Ganso Verde. Dos de los prisioneros argentinos que habían ayudado a los soldados británicos a mover dicha carga, resultaron muy seriamente heridos cuando una de las cargas explotó. Un tercer prisionero murió. Estábamos operando a estos hombres y ellos necesitaban grandes transfusiones de sangre. Debido a que nuestras existencias habían disminuido durante el tratamientos de heridos por otra batalla anterior, pedimos al prisionero argentino de mayor rango, Coronel Piaggi, permiso para sacar sangre de voluntarios argentinos prisioneros. Al principio, el Coronel Piaggi rehusó, pero luego cambió de parecer cuando le pedí que me acompañara a la sala de operaciones y le hice ver el estado de los jóvenes prisioneros argentinos que estábamos operando. Cuando él vio la gravedad de las heridas, cambió de opinión y sólo pudo decir: ¿cuánto? ¿de qué tipo?

En ese momento yo estaba tan enojado con el Coronel Piaggi que no presté mucha atención a lo que decía. En realidad, él se ofreció de voluntario para dar sangre, pero luego agregó que no podía hacerlo porque había tenido hepatitis. Menciono estos detalles porque cuando yo critiqué el comportamiento del Coronel Paggi durante una entrevista que se hizo en Buenos Aires en 1999, Horacio Losito muy cordialmente me recordó que él había estado presente durante nuestra conversación, que podía recordar los detalles y dijo que lo que yo decía no era correcto. El dijo esto en forma muy diplomática y amable, lo que reforzó aún más la opinión que yo tenía de él.

Más tarde tuvimos la oportunidad de conversar mucho después de un programa de TV en el que ambos tomamos parte. Durante ese programa, también hablé con sus hijos por teléfono; ellos habían llamado para agradecerme por devolverles vivo a su padre. Le di las gracias por ese gesto y en ese momento reconocí otro gesto amable tan típico del padre, un oficial tan especial. El también me invitó a comer un asado en su destino, la Escuela de Suboficiales en Buenos Aires, pero la falta de tiempo me impidió aceptar esa amable invitación. La placa de la Escuela de Suboficiales Sargento Cabral que él me obsequió ocupa un lugar de honor en la biblioteca de mi casa de Inglaterra y todavía espero poder aceptar su invitación.

He prestado servicios en Irlanda del Norte durante la década de 1979 cuando el Ejército Británico secundaba al Royal Ulster Constabulary a mantener el orden. Por eso sé que un mismo individuo puede ser para uno un terrorista, mientras que para otros es un defensor de la libertad, y las situaciones que los involucran suelen ser sumamente difíciles. No conozco los detalles de las acusaciones del caso que comprende a Horacio Losito, o cuáles fueron sus órdenes y actuaciones en ese momento.

A pesar de eso, puedo establecer que, después de haber sido testigo de sus cualidades personales y haber apreciado a éstas en circunstancias difíciles y peligrosas, considero a este oficial como una espléndida persona, un hombre de moral íntegra, cálida personalidad y con una lealtad muy significativa a su deber patriótico.

Me siento muy satisfecho de haberlo ayudado a recuperar su salud.

Si un hombre se alaba a sí mismo, sus palabras carecen de valor. Si un hombre es alabado por un amigo, esas palabras son las que de él se esperan. Sin embargo, cuando un enemigo escribe bien acerca de una persona, las ponderaciones tienen entonces un valor muy especial. Por favor quiero que emplee mis palabras de estimación de Horacio Losito para lo que usted considere más adecuado.

Me siento orgulloso de haber conocido a Horacio Losito.

Atentamente,

Capitán de Navío Cirujano R.T. (Rick) Jolly OBE Royal Navy (RE)
11 Carew Close,
Crafthole,
Cornwall PL11 3EB



Cnel (RE) VGM Horacio LOSITO

Marc Cardeaux .308W

Muy claros ejemplos del honor militar, muchas veces no comprendido por quienes no han tenido esa formación.

A diferencia de un terrorista, un militar, un verdadero soldado entra en combate y si es necesario mata al enemigo por amor y no por odio, por contradictorio que parezca, amor a su Patria, amor a sus ciudadanos, por quienes realiza el esfuerzo.

Por ello cuando termina la acción armada y el enemigo es vencido y no constituye peligro, se lo toma prisionero y se respeta su condición humana.

El soldado no es ni mejor ni peor que otro ciudadano, es simplemente distinto, pero por devaluado que estén los principios y manoseados con tanta basura ideológica y política de destrucción, el honor sigue siendo uno de las mayores virtudes del soldado, y no importa de qué nacionalidad se trate, siempre y cuando se trate de un SOLDADO.

Muy emotivos relatos.

guerreiro galego

Hola Sres Foristas. En la 2da. Guerra, se dieron varios casos de caballerosidad, entre ellos, el que a continuación expongo, "El 13 de la Buena Suerte" o "El Caballero Maltrecho", Georg Peter Eder:

El 8 de Marzo de 1921 nacía Georg-Peter Eder en Franconia, Oberdachstetten. En octubre de 1938 cuando tenía 17 años de edad, se incorporó como Fahnenjunker (Cadete) en la renaciente Luftwaffe. El 1 de abril de 1939 se matriculó en la Academia de Aviación en Berlin-Gatow.
Un año más tarde se examinó para piloto en la Escuela de Aviación de Werneuchen y poco después incorporado al 1./JG 51, unidad con la que realizó su primera misión de combate el 1 de septiembre de 1940. Sin embargo acabada la Batalla de Inglaterra, Eder no había conseguido ninguna victoria. El 7 de mayo de 1941, pero ahora integrado en el 4./JG 51 consiguió el tan ansiado primer derribó, un Spitfire de la RAF.
Destinada su unidad para tomar parte en la "Operación Barbarroja", el primer día de la Campaña el 22 de junio de 1941 se anotó dos aviones soviéticos, un Polikarpov I-16 y un Tupolev SB-2. El 24 de julio y cuando ya llevaba diez aviones derribados resultó gravemente herido al ser alcanzado por fuego enemigo y derribado, tras lo cual fue hospitalizado. Esta situacción se agravó el 22 de agosto cuando de vuelta en su unidad y pilotando su Bf 109 F-2 (W.Nr. 9184), Eder chocó con un Junkers Ju 52, sufriendo una fractura en la base del cráneo, lo que le obligó a volver al hospital.
El 1 de noviembre de 1941 y para recuperarse de su grave lesión, Eder fue destinado como instructor de vuelo del Jagdfliegerschule 2, en Zerbst ( Croacia). Exactamente un año después, el 1 de noviembre de 1942 es trasladado a 7./JG 2 con base en Francia, momento en el cual comenzaron los primeros ataques de los bombarderos pesados de la 8ª AAF sobre Europa.
Durante los primeros enfrentamientos contra los Boeing B-17 Flying Fortress que en ese tiempo utilizaban los modelos E y F, surgió un grave problema... para su defensa estos bombarderos llevaban hasta 10 ametralladoras de 12,7 mm, las cuales proporcionaban un denso volumen de fuego, con un alcance eficaz de más de 600 m. El gran tamaño del Flying Fortress con una envergadura de 40 m causaba problemas a la hora de apreciar distancias. Alcanzar los bombarderos era un lento proceso y los tradicionales ataques por detrás ó a las seis desde abajo, dejaban a los pilotos alemanes expuestos al fuego de ciento de ametralladoras agrupadas alrededor de la parte posterior de los B-17.
Tras examinar los pocos B-17 abatidos sobre Francia, nuestro protagonista el Oblt. Georg Peter-Eder junto al Kommandeur del III./JG 2 el Oblt. Egon Mayer observaron que la zona defensiva menos protegida del Flying Fortress era el morro, donde unicamente se encontraba una ametralladora. Por tanto ambos llegaron a la conclusión de que la solución radicaba en el Ataque frontal.
Además este ataque tenía otras ventajas, la alta velocidad combinada de aproximación de cerca de unos 965 km/h, el cual precisaba de buena puntería, reducía el tiempo de exposición al fuego defensivo. Otro factor importante es que la cabina de pilotaje que carecía de blindaje frontal era muy vulnerable, cualquier impacto en esa zona podría además matar a piloto y copiloto, con el consiguiente resultado.
El Ataque frontal fue puesto en práctica el 23 de noviembre de 1942, durante un ataque de Flying Fortress sobre St. Nazaire, el ataque fue un éxito, ya que se derribaron 4 B-17 resultando dañados otros tantos.
Eder fue nombrado Staffelkapitän del 12./JG 2 en febrero de 1943 y el 28 de marzo derribaba un B-17, sin embargo durante el ataque su Bf 109 G-4/R6 (W.Nr. 14 998) fue alcanzado en el motor y resultó herido cuando durante el aterrizaje en Beaumont su caza dio una vuelta en campana.
Eder siguió consiguiendo victorias de manera constante, un B-17 el 29 de mayo de 1943 se convirtió en su 20ª victoria. El 30 de julio tras derribar un P-47 y conseguir un Herauschuss con un B-17, llegó a las 31 victorias. El 5 de septiembre de 1943, Eder fue nombrado Staffelkapitän del 5./JG 2. Continuó su éxito en la lucha contra las formaciones de bombarderos cuatrimotores, pero también los Spitfire y algún P-47 eran cobrados como víctimas. El 5 de noviembre, Eder se vio obligado en esta ocasión a lanzarse en paracaidas desde su Bf 109 G-6 (W.Nr. 20 733), acabando herido nuevamente.
En marzo de 1944 el Oberleutnant Eder es destinado al 6./JG 1. Durante un combate contra un P-47 cerca de Göttingen el 19 de abril, su Fw 190 A-7 (W.Nr. 430 645) "Amarillo 4" fue alcanzado de tal gravedad que nuevamente tuvo que lanzarse en paracaidas.
El 8 de mayo, derribó un B-24, pero su caza resutó alcanzado y tuvo realizar un aterrizaje forzoso con su Fw 190 A-8 (W.nr. 170.071) "Amarillo 4" en Vechta.
Ese mismo més, el 29 de mayo, tras derribar un B-17 y durante el aterrizaje en Cottbus colisiona con su Fw 190 A-8 (W.Nr. 730 386) "Rojo 24" con un aparato Siebel, pero en esta ocasión al menos Eder salió ileso.
A finales de mayo llevaba un total de 49 victorias confirmadas, el 21 de junio cosiguió su victoria número 50, por la que el 24 del mismo més recibió la tan ansiada Ritterkreuz des Eisernen Kreuzes. (Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro).
El 11 de agosto 1944 tomó el mando del 6./JG 26. El dia 15 derribó dos Thunderbolts y el 17 logró dos carambolas, trás un ataque sobre el Ejército Aliado cerca de Dreux. Eder se encontró con Spitfires IX volando a muy baja altitud, derribó un primero que se estrelló entre dos M-4 Sherman, destruyendo a ambos y poco después le disparó a un segundo Spitfire, que se estrelló contra un tercer tanque, que acabó prendido en fuego. El 4 de septiembre el ya Hauptmann Eder fue nombrado Gruppenkommandeur del II. / JG 26, tras la muerte del anterior Kommandeur, el Hptm. Emil Lang que fue derribado por P-47's sobre St. Trond, en Bélgica.
Ese mismo més de septiembre el Hptm. Eder es destinado al Erprobungskommando 262 (más tarde Kommando Nowotny ), donde fue nombrado Staffelkapitän del 1./Kdo Nowotny.Entre octubre y noviembre realizó varias salidas desde Achmer, una de ellas muy curiosa, pero dejemos que nos lo relate él...

"Había salido para interceptar un Lightning de reconocimiento que volaba a gran altura. Los del control de tierra realizaron un magnífico trabajo, aunque no me resutó complicado localizarle, ya que iba dejando una espesa estela de vapor. Me aproxime desde una altura ligeramente superior con el sol a mi espalda. Cuando se encontraba a unos 800 m, descendí para situarme en la estela de vapor inmediatamente detrás de él. Comprobé rapidamente mis armas y los indicadores del motor. Pero debí de estimar mal mi velocidad de aproximación, porque cuando volví a mirar hacia delante un segundo después, la silueta del Lightning llenaba todo mi parabrisas; era más grande que cualquier otro avión que jamás hubiese tenido delante de mí. Intenté pasarle por encima, pero ya era demasiado tarde. Se produjo un choque tremendo, y desapareció. Espere unos segundos a que sucediese algo, que se desprendiese un ala ó que se parase uno de los motores pero, aparte de unas grandes abolladuras, todo estaba bien y mi cacharro continuaba volando".

Esta es de las pocas veces que lo acompañó la suerte, claro que no ocurrió lo mismo con el P-38 que al parecer se estrelló cerca de Scheissheim. El 19 de noviembre, trás la redesignación de Kommando Nowotny a JG 7, estuvo al mando del 9./JG 7 pilotando el Me 262 con un éxito considerable.
El 25 de noviembre de 1944 y por sus 60 victorias fue galardonado con las Ritterkreuz des Eisernen Kreuzes mit Eichenlaub (N º 663). (Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro con Hojas de Roble).
Durante la ofensiva de las Ardenas, Eder probó su eficacia con el Me 262 en el rol de ataque al suelo reclamando 40 P-47 destruidos en tierra. El 22 de enero fue derribado cerca de Parchim por cazas P-51 y P-38, cuando se encontraba aterrizando su Me 262. Se rompió las dos piernas y pasó el resto de la guerra en el hospital de Wismar y, más tarde en el de Weissee Bad, donde fue capturado por tropas del Ejército de Estados Unidos. Eder permanecerá en cativeiro mas de un año, donde narrará sus experiencias con el Me 262 a los atónitos oficiales de inteligencia norteamericana.
El Mayor retirado Georg Peter Eder murió el 11 de marzo de 1986 a la edad de 65 años en Wiesbaden.
En total, voló 572 misiones de combate de las cuales 150 lo fueron con el Me 262. En el Frente Oriental se apuntó 10 victorias y en el Frente Occidental 68, de los cuales nada menos que 36 fueron bombarderos cuatrimotores . Con el Me-262 se anotó al menos 24 victorias (la mayoría de ellas no fueron confirmadas oficialmente).

Tenía fama entre las tripulaciones de bombarderos de la AAF y antes en las de la RAF, de dar tiempo a que saltasen en paracaídas antes de rematar el avión. En otras ocasiones dejó escapar a bombarderos averiados y sin posibilidad de defensa, este hecho ha sido confirmado trás la guerra por fuentes aliadas. Su avión llegó a ser conocido como el "Trece de la Suerte". También decía que evitaba en lo posible disparar a la cabina y que lo solía hacer sobre las alas y los motores. Su cuenta de victorias indudablemente hubiese crecido, pero tras la Gran Guerra, al menos aun quedaba algún Caballero de la Guerra Aérea.

Finalmente fue el que más cuatrimotores derribó, seguramente un galardón merecido por sus ideas y tácticas a la hora de facilitar su derribo, su compañero Egon Mayer no pudo sobrevivir a la guerra.
El Caballero Maltrecho fue derribado 17 veces, resultando herido en 14 de ellas y se lanzó en paracaidas en 9 ocasiones. Todo un Record.

Fuentes:
Aircraft of the Luftwaffe Fighter Aces (Bernd Barbas).
German Jet Aces of WWII (Hugh Morgan / John Weal).
Ases de Caza de la Luftwaffe (Mike Spick).
B-17 Flying Fortress Units of the Eight Air Force, Part I (Martin Bowman).
http://en.wikipedia.org/wiki/Georg-Peter_Eder
http://www.adlertag.de/asse/eder.htm
http://www.luftwaffe.cz/eder.html
http://www.luftwaffe39-45.historia.nom.br/ases/eder.htm

Saludos cordiales.-

webley

Que hermoso Post !!!! está para guardar , solo me viene a la mente una frase : Cuando la máquina reemplace al soldado , la guerra perderá lo único que tiene de humana.
Abrazo

werewolf

otro caso seria el del tc63 en malvinas.
pero no seria un caso de honor, sino uno de falta-

spitzer

Che werewolf estas hablando del c 130 semi destruido, a punto de amerizar que fue ametrallado en la cabina por un "caballero inglés"  ??